Empresas con alma: la economía social como palanca territorial

La economía social representa una forma distinta de entender la empresa: pone a las personas en el centro, combina rentabilidad con compromiso social y genera valor en el territorio. No es una utopía, es una realidad tangible que ya funciona en miles de municipios, generando empleo estable, impulsando la inclusión y aportando soluciones donde otros modelos no llegan.

Frente a un contexto marcado por la desigualdad, la despoblación y la precariedad, la economía social ha demostrado ser una respuesta eficaz. Su capacidad para crear empresas resilientes, adaptadas al entorno y sostenibles en el tiempo la convierten en una palanca estratégica para el desarrollo local. Cada proyecto nacido bajo estos principios fortalece el tejido económico y social desde la raíz.

No hablamos solo de economía, hablamos de impacto. De empresas que mejoran vidas, cuidan del entorno y devuelven al territorio parte de lo que reciben. La economía social es una herramienta real para transformar municipios, unir a las comunidades y construir un futuro compartido. Y lo mejor es que no es un modelo del mañana: está ocurriendo hoy.

Empresas con alma: la economía social como palanca territorial

Los territorios tienen un papel clave en el impulso de la economía social. No solo como espacios donde nacen estas iniciativas, sino como entornos que pueden favorecer su crecimiento a través de políticas locales, apoyo técnico, visibilidad y colaboración entre actores públicos y privados. Sin impulso local, no hay transformación real.

Quienes lideran estos territorios, especialmente los agentes de desarrollo local, son piezas fundamentales del cambio. Acompañan proyectos, conectan personas y detectan oportunidades. Su compromiso convierte buenas ideas en realidades que generan empleo, cohesión y futuro. Son, en definitiva, los facilitadores de un nuevo modelo económico más justo y sostenible.

EMPRESAS CON ALMA

¿Por qué es un caso de éxito?

La economía social no es solo un enfoque alternativo, es una realidad consolidada que crece con fuerza en toda Europa. La trayectoria de Juan Antonio Pedreño es el mejor ejemplo de cómo se puede liderar este cambio desde lo local hasta lo internacional, con resultados concretos.

Su experiencia combina visión estratégica, compromiso territorial y capacidad de influencia. Ha impulsado miles de proyectos, consolidado redes de cooperación y posicionado la economía social como prioridad política en foros clave. Su liderazgo es, por sí solo, una historia de éxito colectivo.

Las empresas de economía social que promueve no solo generan empleo, sino que construyen comunidad, cuidan del entorno y dan oportunidades a quienes más lo necesitan. En un contexto de desafíos globales, son modelos que demuestran que es posible crecer sin dejar a nadie atrás.

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Modelo replicable. Cualquier territorio puede impulsarlo.

La economía social ofrece fórmulas empresariales adaptables a distintas realidades locales. Cooperativas, empresas de inserción o asociaciones son herramientas que pueden aplicarse en municipios rurales o urbanos. Lo importante es contar con voluntad política, acompañamiento técnico y una comunidad dispuesta a emprender con valores.

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Impacto medible Más empleo, más cohesión, más sostenibilidad.

Los proyectos compartidos por Pedreño muestran resultados: incremento del empleo estable, inserción de colectivos vulnerables, mejora del tejido económico local y reducción de la dependencia de grandes empresas externas. Todo ello con una rentabilidad social que va más allá de los números.